4 de julio de 2010

La vida es un café

Cada día a las 7 de la mañana mi mamá me gritaba desde la cocina: Andrea, querés café o té?

- Té mamá, quiero té.

No me gustaba el café. Hasta los 14 nunca me gustó el café.
Después si, pero con leche. CAFÉ CON LECHE. Bien grande y clarito. Y era fundamental dejar media taza sin tomar.

Con los años la dosis de leche empezó a reducirse, hasta que llegué a decir MITÁ y MITÁ.

Ahora voy por el CORTADO COMÚN, entrando en la etapa del APENAS CORTADO, pero debo confesar que después de algún postre-bomba lo tomé SOLITO y en pocillo, y me imaginé llena de arrugas y mandando a los chicos a la cama.

La no moraleja: La leche es un símbolo de juventud, a medida que envejecemos, se va retirando.

Y en el sentido que estás pensando, también.

3 pensamientos:

victor dijo...

te extraño angiolazo viejo

dubitativa dijo...

a saber: http://elplacerdeloincomodo.blogspot.com/2010/04/ya-no-soy-una-nena.html

donde estas andrea?

dubitativa dijo...

a saber: http://elplacerdeloincomodo.blogspot.com/2010/04/ya-no-soy-una-nena.html

donde estas andrea?