Siempre pensé que las personas se dividen en dos tipos: las que les toca cargar con uno o varios karmas, y las que no.
Creo que a mí me tocó cargar con un par, incluído uno que llevamos todos, sin excepción de género, edad (bueno edad quizás sí) o raza : el de ser obvios.
Claro que dentro de este karma existen distintos tipos de obviedades en las que nos destacamos cada uno en particular. Yo por ejemplo me destaco en la de ser obvia cuando me estoy aburriendo.
No sé qué es, pero algo obviamente (valga la redundancia) inmanejable e imperceptible comienza a suceder en mi cara que hace que inmediatamente alguien se acerque y me haga LA pregunta.
Cómo sabe? Qué cara puse? Cómo es mi cara de aburrida? Es más, yo creí que estaba entre un natural tirando a pasándola bien.
También están los obvios cuando les gusta alguien. Estos individuos están en el Top One del ranking, al punto que a veces me generan un no sé qué adentro, que se acerca mucho a la verguenza ajena. Pero es solo en situaciones extremas donde ya pasaríamos, en el caso de ser del sexo femenino, a llamarlos gatos.
Y el obvio cuando está feliz...es tan obvio. A nadie le importa que estés feliz, tu felicidad no le cambia el día a nadie, tu felicidad molesta, invade, incomoda, da bronca.
Le digo que sí al viejo del almacén que silba mientras te corta el fiambre.
Le digo que no al boludo de treinta que usa el volante del auto de batería y los dedos como palito mientras escucha Oasis al palo porque viene de ponerla. Y también al que va a buscar muchas cosas a la impresora con una sonrisa y te mira con cara de preguntame.
Este espécimen particular al que me voy a referir ahora habita mucho entre nosotros: el obvio para hacer chistes, el que te hace el chiste de tu hermana y de tu vieja cada vez que te ve y que puede. The master: el que amaga a contarte el final de la película diciéndote que el protagonista se muere.
Es muy fácil de reconocer, solo tiene que presentársele la oportunidad, y justo ahí, en ese momento en que todos la pensamos y la dejamos pasar, el obvio de los chistes, no.
Algunas frases de fácil detección:
¨Yerba no hay¨
¨Querés leche?¨
¨Vive con 2 gatos¨
¨Me la ponés?¨
Me duele que te duela está funcionando cada vez menos y el me rompe las pelotas que te duela cada vez más. Pero al obvio cuando le duele algo no le importa. Necesita que su cara le grite al mundo que algún sector de su cuerpo está en agonía, sin importar el grado de dolor.
Sin embargo hay algo en el obvio que sufre que atrae mucho más de lo pensado, y que tiene que ver con cuánto nos gusta jugar al doctor. Tanto, que la víctima termina convirtiéndose en un paciente dispuesto a escuchar más que un diagnóstico, una sarta de estupideces acerca de cómo curarse.
Pero el más karmático de todos es el obvio cuando miente, que lo lleva irremediablemente a la pérdida del respeto.
Este casi vulgar comportamiento, cuando se lo tiene tan a flor de piel, resulta lastímero.
No voy a decir que no miento, porque todos mentimos y debo reconocer que pertenecí a este grupo de mentirosos obvios durante un tiempo, pero ya hoy creo que aprendí luego de mucha observación interna, a manejar mi naturalidad para hacerlo descaradamente sin que nadie se de cuenta.
El precio de las naranjas
Hace 5 días
1 pensamientos:
Y el obvio inocente? Ese que te pide que le mientas, que te lo exige con su mirada pura y crédula, a quien le podés decir que vivías en el palacio de disney e invitarlo a comer un pan de lomo. ese me gusta a mi.
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