El frío, cuando tengo mucho, me genera una especie de desesperación kafkiana, en la que empiezo a contraerme y colocarme en posiciones de lo mas extrañas, conteniendo alaridos, caras y quejidos que se liberan dependiendo la compañía, esperando la transformación en un bicho bolita.
Frío, andate ya. Necesito volver a ser yo.
Mirá Cecilia
Hace 1 semana
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