Hoy escuché a una rubiaconchetahijadeputa que venía hablando por celular, decirle a alguien: "yo ya le dije a mi hija. las mujeres venimos al mundo para sufrir".
En ese preciso momento yo tenía un Caramel Machiatto en una mano y un Muffin de arándanos en la otra, y les puedo asegurar que con esos dos manjares divinos, uno en cada mano, podría someterme a una sesión de depilación completa, a un dolor de ovarios galopante, a una infidelidad en mis narices, al descubrimiento de un mechón de canas repentino, a un pene disfuncional o a un batallón de estrías localizadas que nada, absolutamente nada, me podría hacer sufrir.
La vida continúa
Hace 2 días
0 pensamientos:
Publicar un comentario